miércoles, 7 de diciembre de 2011

Las mesetas del escritor

¿Han oído alguna vez aquello de que, al adelgazar, nos encontramos con "mesetas" que impiden nuestro avance? Se dice que durante estos períodos, por más dieta y ejercicio que se realice el peso se mantiene estable, y que por ello mucha gente tiende a desanimarse y abandonar el esfuerzo. El consejo de los médicos: no rendirse. Seguir luchando aunque parezca que las monedas caen en saco roto, porque no es así. El esfuerzo está sirviendo para superar la meseta, y una vez superada, se seguirá avanzando hacia el objetivo deseado sin más dificultades. Pues bien, lo mismo me ha ocurrido con la escritura. No se por qué pero caí en una meseta. Habrá sido el hito de terminar la primera parte y comenzar con la segunda. Habrá sido mi viaje a USA, y las cuestiones académicas, laborales y de vida que ocuparon mi atención durante estos meses. O quizás fue falta de inspiración. Pero lo cierto fue que desde septiembre y hasta fines de noviembre no toqué una tecla para avanzar una sola letra sobre mi novela. Vergüenza lo mío, no? Sentí que me iba a ser imposible arrancar de nuevo. Pero aquí estoy! Salí al fin de la interminable meseta que me estaba paralizando. Sigo mi camino ahora sin tropiezos, fluyendo como si el tiempo no hubiera pasado. En un par de semanitas, desde que retomé, ¡ya terminé el capítulo siete! Lo importante es que si por un instante la inmensidad de la meseta me hizo dudar de abandonarlo todo, mi amor por mi novela, por mis personajes, y mi fe en lo copada que está la historia que tengo para contar me hicieron descartar al toque esa posibilidad y lo tomé sólo como lo que era: un periodo en el que otras cuestiones asumieron el mando de mi vida, y entonces la inspiración literaria aprovechó para tomarse unas merecidas vacaciones. Pero por suerte ya está de regreso y mi descansada pluma vuelve a transitar por apacibles praderas.

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